Quasi bé dos anys després de la renuncia de Silvio Berlusconi, Il Cavaliere, al capdavant del país italià, s'han tornat a celebrar les eleccions generals a Itàlia.
Les eleccions han demostrat, en bona part, un país dividit en dos partits i dues ideologies ben diferents. Per una banda trobem els votants de Pier Luigi Bersani i Il Partito Democratico, i per altre banda trobem els de Silvio Berlusconi i el Il Popolo della Libertà.
Després de diversos sondeigs que donaven una victòria de Bersani ha arribat l'hora del vot real a les urnes del pobles i regions italianes, que s'han mostrat indecises a l'hora del votar. Si es cert que Bersani ha aconseguit la victòria, Berlusconi ha aconseguit retallar l'avantatge que Il Partito Democratico li treia als diversos sondeigs fins a un nombre de vots que ronda sobre els 100.000 vots i que permet a Il Popolo della Libertà situar-se com a segona força política, superant tal i com era previsible la tercera i nova força sorgida durant aquest any, Il MoVimiento 5 Stelle del còmic i antipolític Beppe Grillo.
No obstant, cal recordar que a Itàlia el poder resideix tant sobre la Cambra de Diputats com en el Senat, d'igualitària força ambdues cambres. Es per això que la victòria de Bersani no ha estat celebrada tal i com es desitjava pels seus militants, doncs els vots li han permès governar a la Cambra de Diputats de forma avantatjosa, però que no li han permès fer-ho al Senat, on disposa d'un avantatge insuficient gràcies al treball dut a terme per Berlusconi, qui pot impossibilitar un govern estable al tindre bona part del poder d'aquesta darrera cambra que no ha tingut un clar vencedor fins als ultimis escrutinis.
Itàlia viu doncs, en un moment d'incertesa política. Berlusconi, tot i haver renunciat al càrrec, segueix comptant amb el suport de bona part de la població i de les zones italianes de més rellevància, i Beppe, ha demostrat el desig d'un canvi polític en una ''revolució neta'', de forma democràtica. Però, qui té el poder és Pier Luigi, qui haurà d'intentar governar i transmetre una imatge sòlida de la seva nació a la resta del món sota un Senat dividit, com la mateixa i actual Itàlia.
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Pasados ya casi dos años des de la renuncia de Silvio Berlusconi, Il Cavaliere, al frente del país italiano, se han vuelto a disputar las elecciones generales de Italia.
Las elecciones han demostrado, en gran parte, un país dividido en dos partidos y dos ideologías bastante opuestas. Por un lado encontramos los votantes de Pier Luigi Bersani y Il Partito Democratico, y por el otro los de Silvio Berlusconi y Il Popolo della Libertà.
Después de diversos sondeos que daban una victoria favorable a Bersani llegó la hora de la verdad tanto al pueblo como a las regiones italianas en las urnas. Un pueblo que se ha mostrado indeciso a la hora de votar. Si es cierto que Bersani ha conseguido la victoria, Berlusconi ha conseguido recortar la ventaja que Il Partito Democratico le sacaba en los sondeos y ha conseguido unos resultados que le dejan a solo 100.000 votos de la primera fuerza, la de Bersani. Berlusconi supero claramente a la tercera y nueva fuerza política, Il MoVimiento 5 Stelle del cómico y anti-político Beppe Grillo.
No obstante, se tiene que tener presente que en el país italiano el poder reside tanto en el Congreso de Diputados como en el Senado, de igualitaria fuerza las dos instituciones. Es por eso que la victoria de Bersani no ha estado celebrada tal y como se deseaba por sus militantes, pues los votos le han permitido gobernar al Congreso de Diputados de forma ventajosa pero no al Senado, donde dispone de un ventaja insuficiente gracias al trabajo de Berlusconi, quien puede imposibilitar un gobierno estable al tener buena parte del poder en el Senado, que no ha tenido un claro vencedor hasta los últimos escrutinios.
Italia vive pues, en un momento de incertidumbre política. Berlusconi, a pesar de renunciar al cargo, ha seguido contando con el apoyo de buena parte de la población, así como de las zonas italianas más importantes, y Beppe, ha demostrado el deseo de un cambio político en una ''revolución limpia'', democrática. A pesar de eso, quien tiene el poder es Pier Luigi, que tendrá que intentar gobernar y transmitir una imagen solida de su nación a la resta del mundo bajo un Senado dividido, como la misma y actual Italia.
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Pasados ya casi dos años des de la renuncia de Silvio Berlusconi, Il Cavaliere, al frente del país italiano, se han vuelto a disputar las elecciones generales de Italia.
Las elecciones han demostrado, en gran parte, un país dividido en dos partidos y dos ideologías bastante opuestas. Por un lado encontramos los votantes de Pier Luigi Bersani y Il Partito Democratico, y por el otro los de Silvio Berlusconi y Il Popolo della Libertà.
Después de diversos sondeos que daban una victoria favorable a Bersani llegó la hora de la verdad tanto al pueblo como a las regiones italianas en las urnas. Un pueblo que se ha mostrado indeciso a la hora de votar. Si es cierto que Bersani ha conseguido la victoria, Berlusconi ha conseguido recortar la ventaja que Il Partito Democratico le sacaba en los sondeos y ha conseguido unos resultados que le dejan a solo 100.000 votos de la primera fuerza, la de Bersani. Berlusconi supero claramente a la tercera y nueva fuerza política, Il MoVimiento 5 Stelle del cómico y anti-político Beppe Grillo.
No obstante, se tiene que tener presente que en el país italiano el poder reside tanto en el Congreso de Diputados como en el Senado, de igualitaria fuerza las dos instituciones. Es por eso que la victoria de Bersani no ha estado celebrada tal y como se deseaba por sus militantes, pues los votos le han permitido gobernar al Congreso de Diputados de forma ventajosa pero no al Senado, donde dispone de un ventaja insuficiente gracias al trabajo de Berlusconi, quien puede imposibilitar un gobierno estable al tener buena parte del poder en el Senado, que no ha tenido un claro vencedor hasta los últimos escrutinios.
Italia vive pues, en un momento de incertidumbre política. Berlusconi, a pesar de renunciar al cargo, ha seguido contando con el apoyo de buena parte de la población, así como de las zonas italianas más importantes, y Beppe, ha demostrado el deseo de un cambio político en una ''revolución limpia'', democrática. A pesar de eso, quien tiene el poder es Pier Luigi, que tendrá que intentar gobernar y transmitir una imagen solida de su nación a la resta del mundo bajo un Senado dividido, como la misma y actual Italia.
